El jardín de Federica huele a Navidad, aún estamos a mitad del mes de noviembre pero ella, su pequeño rincón de cosas bonitas y todos los afortunados habitantes de ese almacén de paz y relax en pleno centro de Madrid, nos recuerdan que las luces, los abetos, el frío, los reencuentros, las uvas, los papeles metalizados… están cerca, muy cerca.
El cielo es oscuro y hace frío, las bombillas que cuelgan de los cables lo iluminan, no apetece sacar las manos de los bolsillos, repito, hace frío… excepto cuando Federica aparece con su caldero de vino caliente al que acompañan unas tablas de quesos variados y rebanadas de pan recién cortado. Los árboles asisten silenciosos a la invasión de extraños que entran y salen, suben y bajan… hay un murmullo que no es el habitual.
Hay gente que se prueba tocados, otros compran pequeños adornos navideños para decorar su hogar, otros pasean por el pequeño mercado gastronómico donde se pueden adquirir mermeladas ecológicas, contratar cortadores de jamón, degustar vinos y probar patés exquisitos… y otros, como yo, hacen fotos. Hay ropa, zapatos, bolsos… también antiguos. Gente reunida alrededor de una mesa, en medio de un bello jardín. Conversaciones, risas y el preludio de una Navidad anticipada, la del jardín de Federica…
Adelante…
Fotos: Toni Guerrero
Madrid, noviembre de 2013