De un tiempo a esta parte me paso largos ratos viendo fotografía de boda, será porque me encanta la fotografía en general independientemente de la temática, si es bonita, es bonito admirarla. No las necesito, no busco fotógrafo, no me caso, pero últimamente y desde hace un tiempo me está sorprendiendo gratamente ver como esta parcela del arte fotográfico que me resultaba bastante hortera, por qué no decirlo, y de dudoso gusto, está sufriendo una evolución y un cambio muy necesarios. Ya era hora de que estos momentos de un día para recordar fueran “algo más”, reflejos de emotividad, puñados de sentimientos y por fin, estilazo, mucha mucha naturalidad y paisajes preciosos como los de Kiss me Frank.
Una vez yo también necesité fotos, quería algo diferente y no fue fácil encontrarlo, quería algo bueno y tuve que pagarlo, pero no me importó. Ahora tengo unos preciosos recuerdos en papel que puedo enmarcar y colgar en la pared como pequeñas obras de arte con estilo propio y con un “algo más”.
Si volviera a casarme… con estas fotos hasta me lo estoy pensando…
Fotos: Kiss me Frank
Madrid, febrero de 2014